Mi hija me da mi regalo de cumpleaños

Mi nombre es Alberto, hace poco cumplí 45 años y también cumplí una de mis más grandes fantasías. Estoy casado y tengo dos hijos un niño de 12 y una hija de 18.

Todo empezó hace unos meses cuando mi niña cumplió 18, vinieron a la casa algunos familiares e hicimos una pequeña comida, en ella me senté junto a mi hija, todo iba normal hasta que sentí un pequeño roce entre mi pierna y la de mi hija, hice a un lado mi pierna ya que pensé que le estorbaba a mi hija, pero de pronto mi hija empezó a hacerlo de nuevo, la voltee a ver y ella se hacía como que no pasaba nada y veía a otro lado, me puse un poco nervioso, así que mejor me pare y fui por una cerveza a la cocina. En la cocina trataba de darme una explicación a lo que había pasado mientras tomaba una cerveza, de pronto mi hija llego a la cocina y me veía con una mirada coqueta, se me acercaba caminando con un movimiento muy sexy de cadera, abrió el refri y me pregunto si podía tomar una cerveza ya que tenía 18; yo sé que ella toma desde los 15 años ya que he ido por ella a algunas fiestas en las que se emborracha; le dije que sí, le di un trago a mi cerveza y me agarre de valor para preguntarle qué había pasado en la mesa hace unos minutos, ella se hizo la desentendida y me dijo que no sabía de lo que estaba hablando, que de seguro la cerveza me había afectado, y en ese momento me parecía lógico, ya que había tomado un poco más de lo normal, le dije que tenía razón y al ver que yo estaba un poco confundido ella se me acerco y me dijo al oído “o tal vez quería provocarte un poco papi” seguido de un beso en la mejilla, salió de la cocina y yo me quedé perplejo hacia lo que había pasado, después de eso no nos volvimos a cruzar en toda la comida y en la noche salió con sus amigas a celebrar.

Los siguientes meses transcurrieron con normalidad y ni ella ni yo hicimos un comentario de lo que había pasado ese día, pero eso no significa que ninguno dejara de pensar en lo que sucedió, de repente veía a mi hija con otros ojos, ni siquiera había fantaseado en estar con otra mujer e que no fuera mi esposa desde que salía con ella en la universidad y de pronto llega mi hija y ahora no puedo dejar de pensar en ella.

Yo trabajo en la tarde, mi esposa y mis hijos no están en la mañana así que la casa es toda mía en ese tramo de día, un día me metía al cuarto de mi hija para ver si encontraba algo en su diario sobre lo que sucedió en su cumpleaños, y para mi sorpresa si lo encontré, pero no solo eso, descubrí que lo tenía todo planeado desde días antes. Su plan original era en la mesa poner su mano en mi pierna e ir subiendo hasta mi verga, si eso no funcionaba buscaría estar sola conmigo para provocarme y ver que hacía. Leyendo eso se me puso bien dura y no pude más cuando leí que se masturbaba pensando en mí y en su tío Gabriel, porque se parecía mucho a mí. Me metí en su computadora para ver si encontraba algo mas y encontré algo que no esperaba, viendo sus archivos vi que tenía varios videos de ella masturbándose y diciendo mi nombre, me quede atónito, no pude contenerme y me masturbe viendo sus videos masturbándose.

Me interese más por el tema del incesto y descubrí que habían muchísimas personas que estaban enamoradas de sus familiares, antes pensaba que era raro e incluso asqueroso, pero después de lo que paso con mi hija comprendía a los que tienen estas fantasías, conforme más leía sobre padres haciéndolo con sus hija más tenía ganas de cogerme a mi hija. En una ocasión me di cuenta de que mi hija no se parecía tanto a su madre, se parecía más a mi hermana cuando tenía esa edad,  ahora fantaseaba con migo y mi hermana, el incesto ahora formaba parte de mis pensamientos.

Y un día todo cambio en mi vida, era el día de mi cumpleaños, paso lo mismo que en la fiesta de mi hija, llegaron mis familiares e hicimos la comida ya tradicional, pero ahora yo fui el que se sentó apropósito de mi hija, esta vez no tome nada ni mi hija, los dos estábamos un poco nerviosos, hasta que por gracia de Dios, Allah, Buda o Tláloc, ella dio el primer paso y empezó a rosar su pierna con la mía como la última vez, ahora deje que siguiera, ella traía un vestido muy sexy que le compro su mamá, escotado y apretadito para resaltar el culo, al ver que yo no decía nada esta vez ella ahora puso su mano en mi pierna, tal como leí en su diario que lo haría la última vez, eso me puso duro de inmediato, poco a poco subió su mano hasta mi verga y dio un pequeño suspiro al ver que estaba muy tiesa, empezó a acariciármela y yo puse mi mano en su pierna, ella se detuvo de golpe y me dijo que iba a la cocina, yo la seguí, en la cocina ella me estaba esperando y me tomo por sorpresa al darme un gran y sensual beso en la boca, ella quería hacerlo ya en la cocina pero le dije que esperara ya que estaba toda la familia en el comedor y en cualquier momento podía llegar alguien a la cocina, no sé como pero aguantamos hasta que todos se fueran, y en la noche yo iría a su cuarto a coger.

Ya en la noche ella y yo nos quedamos en la sala argumentando que estábamos viendo una película, mi esposa y mi hijo se fueron a dormir, casi inmediatamente que mi hijo cerró la puerta de su cuarto, mi niña y yo nos empezamos a besar con mucha pasión, se quitó el vestido que todavía tenía puesto y se quedó en ropa interior, le dije que no se la quitara, la quería contemplar así antes de verla desnuda, ella me dijo “te la puedo chupar papi” como si fuera una niña chiquita y le dije “claro que puedes hija, chúpame la verga”, tomo mi verga con su mano derecha y empezó a masturbarme lentamente, puso sus labios sobre mi verga y leí dio un gran beso, tome su cabeza y le hice meter toda mi verga en su boca, sus arcadas me excitaban mucho, me la chupo por unos minutos y fuimos a su cuarto, ya se escuchaba a mi esposa y mi hijo roncar lo que es muy bueno ya que ambos tienen el sueño pesado y no nos escuchaba, aun así teníamos que tener cuidado de no hacer mucho ruido. En su cuarto ella se puso de rodillas y me la siguió chupando, me la dejo más pulida que un trofeo, se levantó y nos seguimos besando mientras le quitaba su sujetador y la tanga blanca que traía, cabe recalcar que esa tanga estaba toda mojada desde la comida , la recosté en la cama boca arriba y desde la boca fui bajando hasta su vagina pasando por sus ricos pechos que chupe y bese delicadamente, le di una buena comida de coño a mi hijita, lo podía notar en su cara y sus movimientos en la cama, estaba disfrutando cada momento tanto ella como yo, metía mi lengua y mis dedos en su joven y rica vagina y ella decía en voz baja “ay si papi, que rico, que rico, métemela papi, quiero tu verga”, abrí bien de piernas a mi hija, agarre mi verga y se la metí lento, ella apretaba sus labios y nos vimos a los ojos, un momento muy excitante, ya que se la metí entera empecé con el saca y mete que enloqueció a mi hija, tuve que taparle la boca y besarla para que no hiciera ruido, ella es un poco gritona en el sexo, intente hacerlo un poco más lento para que no gritara tanto, la puse de perrito y le dije que mordiera la almohada para que no hiciera ruido, lo único que sonaba era el sonido de mis muslos chocando contra su culo y los gemidos que mi hija intentaba contener, la tome bien de la cadera y se la metí cada vez más rápido, le acariciaba el culo y golpeaba mi verga con sus nalgas, cambiamos de posición y ahora ella estaba arriba y yo abajo, le acariciaba el culo, pero al ver que no podía contener sus gritos mejor cambiamos otra vez y nos pusimos de ladito, decidí que era hora de terminar, le tape la boca y se la metía como loco, veía como sus ojos se volvían locos y no controlaba su cuerpo, le di un orgasmo a mi hija, algo que no había logrado con mi esposa, supongo que la adrenalina de hacerlo con su padre la puso como loca, al verla así no pude aguantar más y me vine (traía condón por si se lo preguntaban), se acostó encima de mí y nos besamos y acariciamos durante una hora, le di el beso de las buenas noches y me fui a mi habitación con mi esposa.

Después de eso nuestra relación ahora era más unida, ella se cambió a la tarde y ahora podíamos coger todos los días en las mañanas sin miedo a que nos sorprendan, somos muy felices y hasta mi esposa es feliz, porque cuando no cojo con mi hija me dan muchas ganas de coger con alguien y ese alguien es mi esposa, pero ella no sospecha nada, aunque mi hijo sí que sospecha, pero como le compro sus  videojuegos no dice nada, así que somos una familia muy feliz.